jueves, 24 de octubre de 2013

Galatea y Acis

Muchas características de la Tierra son nombradas como las figuras mitológicas. Un ejemplo es la historia del amor de Galatea por un joven y hermoso pastor llamado Acis. El era el hijo de Pan. Galatea vivía en el mar que rodea a la isla de Sicilia donde ella se encontró varias veces con uno de los Cíclopes, el monstruo de un solo ojo Polifemo.


Polifemo estaba enamorado de Galatea y no fue capaz de controlar sus celos de Acis. Una vez Polifemo se encontró con Galatea y Acis dormidos en la yerba. El mató al pequeño pastor con una enorme roca. La sangre de Acis formó una pequeña corriente de sangre en el suelo.



Afligida, Galatea convirtió la corriente de sangre en una corriente de agua que lleva el nombre de Acis. Ya que Galatea era una ninfa del mar y una asistente del dios del mar Poseidon, su nombre le fue dado a una de las lunas del planeta Neptuno. 

Galatea y Pigmelion

Archivo:Vanloo, Triumph of Galatea.jpg
Se llama también Galatea a la estatua erigida por el rey de Chipre Pigmalión, cuya historia narra Ovidio en Al rey no le gustaban las mujeres porque las consideraba quisquillosas e imperfectas, y llegó a la conclusión de que no quería casarse nunca y vivir sin ningún tipo de compañía femenina. Con el paso del tiempo, el rey se sintió solo, y comenzó a esculpir una estatua de marfil muy bella y de rasgos perfectos. De tanto admirar su obra, se enamoró de ella. En una de las grandes celebraciones en honor a la diosa Venus que se celebraba en la isla, Pigmalión suplicó a la diosa que diera vida a su amada estatua. La diosa, que estaba dispuesta a atenderlo, elevó la llama del altar del escultor tres veces más alto que la de otros altares. Pigmalión no entendió la señal y se fue a su casa muy decepcionado. Al volver a casa, contempló la estatua durante horas. Después de mucho tiempo, el artista se levantó, y besó a la estatua. Pigmalión ya no sintió los helados labios de marfil, sino que sintió una suave y cálida piel en sus labios. Volvió a besarla, y la estatua cobró vida, enamorándose perdidamente de su creador. Venus terminó de complacer al rey concediéndole a su amada el don de la fertilidad. De esa unión nació Pafo, que dio su nombre a la ciudad de Pafos.

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